miércoles, octubre 26, 2016

Retomando la sexualidad en la viudez

Retomando la sexualidad en la viudez

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Es claro que somos seres sexuales durante toda la vida. Influye, pero no determina la edad de una persona, ni el estado civil; sin embargo, el dolor por el que se atraviesa frente a la muerte del cónyuge puede pausar (si es que se seguía vivenciando la sexualidad) el deseo sexual definitivamente.

Lo importante es entender que la sexualidad es algo que construimos en pareja, pero que nace en nuestra condición individual.

Y es desde allí desde donde surge y se potencia, el eje de la sexualidad somos nosotras y nosotros mismos, y luego decidimos si compartimos esa sexualidad con alguien más o no, esto es vital de comprender a la hora de plantearse el volver a vivenciar un encuentro con alguien que no es el cónyuge fallecido.

Esto, porque pueden surgir sentimientos de culpabilidad, se vive un posible encuentro con alguien más desde el concepto de infidelidad.

Y es que perfectamente podemos decidir no volver a tener un encuentro sexual compartido, pero que estemos claros y claras que esa es una decisión personal, consciente y que debe ser fiel a nosotros mismos, a nuestros deseos y necesidades; y no una idea instaurada con culpa, miedo, vergüenza o negación.

Dependiendo de la persona viuda y de la dinámica con su pareja, es común que surjan sentimientos de añoranza o idealización, que hacen pensar que con nadie será igual.

Pasa con frecuencia, lo más importante es que se dé tiempo, se le deje espacio al duelo, a vivir ese dolor, a pasar por esos sentimientos normales, importantes y hasta vitales para sanar.

Muchas veces la viudez coincide con la vejez, lo cual no facilita el retomar la vida sexual, por creencias que dicen que una persona mayor no “es” o no “debería” ser sexual (lo cual es completamente erróneo, la sexualidad se puede vivir de manera diferente, pero no deja de ser), esto aunado al duelo, y elementos como el aislamiento, restricciones físicas, el cuido de nietos, la dependencia a los hijos o el vivir en una institución para personas mayores entorpece claramente la posibilidad.

Lo importante después de la pérdida de un cónyuge es ser honestos y honestas con nosotros mismos, y tomarnos el tiempo necesario para volver a plantearnos una nueva relación, es válido no quererlo como quererlo, la persona es la única que sabrá para qué está preparada y qué es lo que desea.

Recordemos que a lo largo de la vida no dejamos de ser personas con una sexualidad sí, pero más importante no dejamos de necesitar afecto y cercanía, ya que el vínculo es lo más humano de nuestra sexualidad.

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