martes, marzo 21, 2017

Explorar tu sexualidad

Explorar tu sexualidad

Nuevos conceptos alcanzan notoriedad: pansexual, autosexualidad, demisexualidad

plural.com

Heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad. Hasta ahí, bien. Todo el mundo controla los términos y es capaz de definirlos de una forma más o menos acertada. Pero, ¿terminan ahí? En estos últimos tiempos, otros conceptos han alcanzado notoriedad, sobre todo entre los jóvenes.

Se ha hecho popular la palabra “pansexual”, por ejemplo, que describe esa atracción sexual independiente al sexo biológico o la identidad de género. Se suele confundir con la bisexualidad, pero ésta última orientación tiene en cuenta los géneros, masculino o femenino, mientras que la pansexualidad se muestra indiferente a ello.

También habría que considerar otras orientaciones como la autosexualidad, atracción de una persona hacia sí misma, a lo Narciso; o la demisexualidad, que explica la aparición de atracción sexual hacia alguien con quien se tenía un estrecho vínculo emocional.

Como explica la web especializada en psicología, Psicología y Mente, está claro que la única alternativa a la heterosexualidad (que tampoco debería ser establecido como la referencia, como lo normal) ya no es solo la homosexualidad. El deseo hacia otra persona surge sin que podamos explicar los motivos, puesto que aquello que atrae tampoco es algo concreto ni inmutable. Así, el concepto de orientación sexual es cada vez más complejo.

Vivir el sexo con libertad


Las viejas etiquetas, por lo tanto, no parecen ya tener sentido. Una persona puede mantener una relación estable con alguien del otro sexo y sentirse atraída por otra persona del mismo. Y tener una relación sexual espontánea no le convertiría necesariamente en bisexual.

Vivir el sexo con libertad, sin las ataduras de los convencionalismos sociales, contribuye a la satisfacción personal, a la felicidad y a la apertura de mente del individuo. En materia de sexualidad, no debería haber nada escrito más que el consentimiento de cada participante en igualdad de condiciones (lo que excluye a parafilias, como la pedofilia) y la responsabilidad para, entre otras cosas, prevenir enfermedades y embarazos no deseados.

Eso, además, nos devolvería a los orígenes, a esos comportamientos menos encorsetados de las antiguas civilizaciones romana o egipcia, de los que incluso han quedado testimonios.

Los juguetes sexuales

En materia de libertad sexual se avanza poco a poco. Ya se ha normalizado el uso de esos objetos que hubieran mandado a alguien figuradamente al cadalso hace pocos años.

Los juguetes sexuales, como los consoladores o los vibradores, se han reivindicado como una potente herramienta para prevenir y paliar la temida monotonía sexual, en la que muchas parejas caen con el paso del tiempo. Por su uso, tener un sex shop online de confianza facilita el hacerse con nuevos aparatos aliados, que se han convertido incluso en regalos estrella para las Navidades, el cumpleaños o San Valentín.

Eso sin contar con las aplicaciones saludables que poseen si hablamos, por ejemplo, de las bolas chinas. Éstas son ya habituales como uso terapéutico, recomendadas por algunos especialistas para fortalecer el suelo pélvico y prevenir la aparición de situaciones poco deseadas como la incontinencia urinaria.

Las webs de citas
Internet tiene su cuota de protagonismo a la hora de analizar el porqué de esta apertura sexual actual. La Red ha abierto ventanas a un sinfín de posibles contactos con los que se puede satisfacer esa vieja fantasía sexual, dar rienda suelta a la imaginación.

El anonimato (relativo, claro) que proporcionan las webs de citas ha derribado muchas barreras. Algunas incluso promueven los encuentros sexuales casuales, no la búsqueda de pareja estable, lo que hace que muchos se lancen. Si alguien es rechazado será por otros motivos, pero no por mojigatería: quien está, está porque quiere.

Al auge de las webs de citas, que mueven millones y millones cada año gracias a las plataformas y a las aplicaciones móviles, se suman también los establecimientos físicos habilitados para auténticos exploradores sexuales.

Están, por ejemplo, los que promueven el intercambio de parejas, locales swingers concebidos para parejas liberales que disfrutan del sexo no solo entre dos. Cuentan con instalaciones como cabinas, aseos y duchas, espacios comunes con camas y sofás, jacuzzis, saunas o hasta mazmorras. Se unen a la zona de bar con música para entrar en ambiente y a las fiestas temáticas, como las especiales para homosexuales o para tríos.

Desde luego, quien no explora su sexualidad hoy día es porque no quiere.

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